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TAXINSIDE

Patricia

SIEMPRE FUI MUY CONFIADO...

Hora de descanso. Acudo al Tifanis como de costumbre a tomarme un café muy cargado con un donnut. Saludo a Jon el dueño de la cafetería y a los demás clientes habituales. Mi misero descanso de veinte minutos se esfuma y debo volver al tajo. Me despido y salgo fuera. A veces olvido donde he aparcado pero esta vez estaba seguro. Mi sustento de vida ha desaparecido. Es la primera vez que me pasa pero no así a otros compañeros del gremio. Paradojas de la vida: tengo que llamar a un taxi para denunciar el robo en comisaría. Así es la vida.

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UNA NOCHE DE FIESTA

La noche estaba tranquila. Había hecho un par de carreras en las cercanías y me decidí a volver a casa. De camino me pararon en la salida de una fiesta de una casa de un barrio residencial. Se subieron en el taxi tres jóvenes muy animadas por el alcohol que mantenían una fuerte conversación. Eran tres chicas de entre 25 y 28 años no muy contentas con el transcurso de la noche. No se decidían a dónde querían que les llevase y, en vista de la situación, les pregunté: ¿Mucha fiesta esta noche, chicas? Las muchachas, inmiscuidas en las sustancias que seguramente habían ingerido, tardaron unos cuantos segundos en contestar." Una mierda de noche. Habíamos quedado con unos tíos muy guapos que no han aparecido. Las copas que iban a ser gratis no lo han sido y la supuesta fiesta de disfraces ha resultado ser una convención de abogados de una media de edad de cincuenta y tantos. Una mierda de noche, ¿te lo había dicho antes?".- Bueno, chicas...- quise trabajarme una réplica a su concisa descripción de su noche pero una vomitona de dimensiones abismales me lo impidió. Ya era tarde para enfadarme y mucho más para pasarles un trapo en su estado.- No pasa nada. Estoy acostumbrado a este tipo de situaciones.¿ Queréis que os lleve a algún otro garito nocturno? "- ¡ Pero míranos! ¡Si damos pena! Y encima no creo ni que podamos pagarte la carrera.- No pasa nada, chicas, esta corre a mi cuenta. Hagamos una cosa: como el taxímetro y yo somos buenos colegas, a cambio sólo tenéis que venir conmigo y con un par de amiguetes del gremio, ¿hace? Las chicas asintieron, limpié la vomitona y acudimos al Garden´s a matar la noche.
Fue divertido y, a día de hoy, sigo teniendo contacto con el trío de féminas, quienes de vez en cuando siguen solicitando mi nombre a la hora de pedir un taxi.

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